En nuestro proceso de adaptación al nuevo país a veces no caemos en cuenta que también debemos adaptar la educación de nuestros hijos. Estamos tan ocupados en aprender a vivir en una nueva tierra que olvidamos reconocer que ellos también están viviendo cambios en su proceso de inmigración, y que también tienen que desarrollar herramientas de adaptación y a veces las que desarrollan no son precisamente las más útiles.
Dicen que para educar a un niño se necesita una tribu. Y eso se aplica fácilmente a nuestra sociedad latinoamericana en la que la familia, es decir los abuelos, los tíos, las primas, las esposas de los primos, los sobrinos en tercer grado…, todos se implican de una u otra manera en la educación de nuestros hijos. Este es uno de los primeros choques al llegar a Quebec donde difícilmente conocemos a nuestros vecinos. Nos encontramos con un concepto diferente de “familia”. En Quebec el núcleo familiar, son los padres con sus hijos respectivos. El resto de los miembros de esta familia se clasifican en la “familia alargada” y su implicación es voluntaria y esporádica.
Inmigración y educación.

En el contexto educativo: la guardería, la edad para entrar a estudiar, el no poder escoger el colegio que quieres porque están organizados por sectores, la ausencia de uniformes, los horarios distintos y que entran en conflicto con nuestros horarios de trabajo. Ah, pero también vemos que la educación es gratis, que el transporte escolar también lo es, que algunos servicios de guardería ofrecen a veces hasta el almuerzo.
Nuestros hijos como nosotros, enfrentan cambios drásticos en sus vidas. De 0 a 5 años generalmente se adaptan con facilidad. A partir de la edad escolar, necesitan adaptarse a nuevos ambientes y crear nuevos círculos de amigos. Si cuentan con una personalidad muy tímida, la adaptación puede ser mas difícil pues les cuesta trabajo crear nuevos vínculos. Tarde o temprano terminan por hacerlo, pero en el proceso pueden vivir episodios de frustración que se manifiestan de diferentes maneras: aislamiento, introversión, agresividad, rebeldía, falta de apetito, rechazo. En esos momentos vuestros hijos necesitan más de ustedes, de su paciencia, de su escucha, de su presencia. Ellos necesitan escuchar que ustedes reconocen que la decisión de inmigrar no fue de ellos, que ellos tuvieron que asumirla, que ustedes comprenden que unas veces puede parecer más difícil que otras. La idea no es de asegurarles que todo va a estar bien porque ustedes mismos no lo saben, la idea es participarlos, a su medida según la edad, de sus proyectos, de la construcción de sus sueños y enseñarles que algunas se ganan y las que no, nos enseñan a ser más fuertes.
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